Fue el sábado, día de gloria, el escogido por Enrique Ponce, Sebastián Castella y José María Manzanares para llevar a cabo su particular oda taurómaca. La plaza, casi llena, fue testigo de ello.
El sol entraba de forma mística por el anillo central, aún descubierto, del Coso de San Roque para iluminar lo que se vivió sobre la arena, que no albero, pontevedrés. Abrió plaza Ponce, maestro incansable y camino de ser eterno, para ir desparramando en ambos toros de su lote los aromas del toreo clásico. Ese toreo tan repleto de una técnica asimilada a lo largo de más de veinte gloriosos años de alternativa que ha ido tomando cuerpo, como el vino, en la mente y las muñecas de un torero que estuvo realmente templado con capote y muleta, y cuya mayor virtud, llegados a este punto, es la de saber dar a cada público lo que le pide. Por ello, cortó una oreja a su primero y logró desorejar al cuarto.
El diestro galo, Sebastián Castella, tampoco defraudó. Dio la mejor versión de si mismo haciendo gala de esa quietud tan suya, como asentada en los mismos pilares de la tierra. Anduvo bien con el capote y con la muleta dejó pases verdaderamente hondos centrándose en el pitón derecho con el segundo y empleándose con ambas manos con el otro de su lote. Fue una lástima que fallase con el uso de los aceros en este último y no consiguiese una oreja que le habría permitido, unida a la que cortó en el toro anterior, salir por la puerta grande.
Venía Manzanares de cuajar una tarde inolvidable junto a Morante de la Puebla en El Puerto de Santa María y eso se notaba. Desde las primeras verónicas y delantales con que recibió al tercero de la corrida los olés fueron unánimes y rotundos. Y a partir de ahí no paró el coro de vítores y aplausos para la melodía del buen toreo que el alicantino interpretó toda la tarde. Con el percal se gustó también con un quite por chicuelinas muy enroscadas y recibiendo con dos largas cambiadas al que cerró plaza. La muleta poderosa siempre, a pesar de los derrotes que lanzaban ambos toros de su lote y el pulso inalterable a la hora de ejecutar la suerte suprema, le sirvió para desorejar a sus oponentes.
Ficha del festejo: Feria Taurina de La Peregrina. Coso de San Roque. Domingo, 7 de agosto de 2011. Segunda de abono. Casi lleno. Se lidiaron astados de Torrealta de buen juego con los siguientes pesos: 520kg, 585kg, 530kg, 550kg, 570kg, 555kg. Enrique Ponce (azul marino y oro) oreja y dos orejas, Sebastián Castella (lila y oro) oreja y palmas y José María Manzanares (tabaco y oro) dos orejas y dos orejas.Saludaron Luis Blázquez y Juan José Trujillo por el tercio de banderillas al tercero de la tarde.